domingo, 5 de julio de 2009

MICENAS



No sé lo que sintió Heinrich Schliemann al descubrir las tumbas reales de la Acrópolis de Micenas. A mí, al traspasar la "Puerta de los leones", me sugirió lo siguiente:


LA TUMBA DE AGAMENÓN, REY DE MICENAS


He llegado hasta aquí, por el sendero
que atraviesa la luz de la memoria,
en busca de la pócima del tiempo
que otorgue gravedad a mi persona.

Me rindo a la belleza de mis obras,
aquellas que protegen los leones
del ataque furioso de las hordas
que encabeza el olvido de los hombres.

Y, con fastuosidad, alzo en mi nombre
la sepultura digna de mi cuerpo,
que dé reposo a este anciano regio
de esta vida dorada por los dioses.

Aquí, con esta máscara en el rostro,
alcanzaré la eternidad, bien pronto.


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