jueves, 12 de agosto de 2010

Los juicios a Oscar Wilde



Hay escritores célebres (y no tan célebres) que pierden la compostura y su ingenio delante de un periodista, de un admirador o de algún otro cultivador de la palabra. Oscar Wilde mantenía su elocuencia, incluso, delante del fiscal que lo interrogó en los tres juicios sobre su persona de 1895. Dejo aquí una prueba irrefutable. 

Fiscal: -Quisiera llamarle la atención sobre el estilo de su correspondencia con Lord Alfred Douglas.
Oscar Wilde:-Estoy listo. Jamás me avergüenzo del estilo de mis escritos.
Fiscal:- ¿Cree que un hombre normal le dirigiría esas expresiones a otro más joven?
Oscar Wilde:- En mi opinión, y felizmente, yo no soy un hombre normal.



Oscar Wilde, El arte del ingenio, trad. de Beatriz Torreblanca, Madrid, Valdemar, 2009

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