miércoles, 28 de diciembre de 2011

QUIETUD, de Sergio Fernández Salvador

Pocos poetas se presentan, en un primer libro, con la lección bien aprendida. Normalmente, la ópera prima, está llena de titubeos, deslices e indecisiones varias, pero este no es el caso de Sergio Fernández Salvador. En su Quietud (La Isla de Siltolá, 2011) aflora un poeta verdadero; con algún ligero tropiezo (léxico rebuscado y excesivamente retórico, para mi gusto), pero con paso firme y la vista puesta en el buen camino. Tal vez lo anecdótico de su nota biográfica (la que sólo nos dice su fecha de nacimiento y que se trata de su primer libro) favorezca esta formación de poeta que ha esperado el tiempo de maduración oportuno para dar a conocer su obra; muy alejado del impulso de publicar lo primero que se escribe, algo propio de los poetas jóvenes. No pretende Sergio Fernández Salvador ser un poeta novedoso y rompedor, si no, más bien, tradicional y muy apegado a su tierra leonesa. Nos regala buenos poemas como "Nocturno", "Larus Michaellis", "Nighthawks", "Per se", "Moneda última"... Y este "Vidas de las bolsas" al que le he cogido mucho gusto.




VIDAS DE LAS BOLSAS

Aquí en el vertedero donde juntas yacemos,
y de qué triste modo, con nostalgia pensamos
en nuestra breve historia.
                                      Nos diseñan,
nos prensan, nos estampan una marca
a la que nos debemos.
Y no es tan mala vida en un principio
la del supermercado o el videoclub,
en la espera anhelante de servir
con humildad a aquel que nos creó. Lo malo
comienza al consumarse aquel uso primero:
al imperio sujetas de la mano del hombre,
cuál de nosotras no sufrió en su día
desechos, maloliente calzado, ropa sucia,
por no hablar de otros trances
no menos humillantes y penosos.
                                                 Prolijo
sería detallar nuestra dispar llegada
a la desolación de este recinto,
hechas jirones, fétidas, ya tan solo alentadas
por la visión de aquellas compañeras
que supieron burlar a su destino
e ignorando fronteras, tiempo y mapas,
se elevan al azar con libertad de alondra.

Soberbia estirpe humana.
Nunca comprenderán
que alienta vida hasta en lo más pequeño.

Sergio Fernández Salvador, Quietud, Sevilla, La Isla de Siltolá, 2011.

4 comentarios:

  1. Te alabo el gusto, en los merecidos elogios como en los pequeños peros a este libro. Una buena reseña. Y también a ti hay que contarte entre los autores con el privilegio de haber publicado un primer libro maduro y meditado, y muy buena. Enhorabuena. Y la edición, además, como en el caso de Quietud también es preciosa. Qué buen comienzo de ambos.

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  2. Muchas gracias, Enrique. Tus sabias palabras siempren ilustran este blog. Me alegra coincidir contigo sobre "Quietud" de Sergio Fernández: uno de los mejores "primeros libros" que he leído recientemente. Muchas gracias, también, por los elogios hacia mi libro. Espero que te haya gustado.
    Un abrazo y Feliz Año.

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  3. Ups, llego tarde y veo que en mi torpe y apresurado comentario te dejé con ciertas dudas. Por supuesto que me gustó tu libro. Mucho. La variación a Ernesto Cardenal la voy contando por tertulias y reuniones, con mucho éxito de público, por cierto. Repito: enhorabuena por tu espléndido primer libro.

    Tu carta, sin embargo, no logré descifrarla. Por suerte, el blog no está escrito a mano...

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  4. Gracias por tus palabras , Enrique. Me alegro que te haya gustado mi libro y, en especial, "la variación sobre un tema de Ernesto cardenal".
    Lo de mi caligrafía no tiene remedio: ni yo entiendo mi letra. Pero me resisto a mecanografiar una carta. El correo web ha sido mi salvación.
    Un abrazo.

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